20/12/23
"- Para mí, lo importante es que su biblioteca perdure. Mirando sus libros, me siento más cerca de él que cuando lo veo.
- ¿Por qué?
- Porque lo reconozco más en su biblioteca que en la persona que está en la residencia. Allí está su envoltorio carnal. Aquí, su alma.
- Pero los libros no los escribió él.
- Ya, pero sí los eligió él. Estos libros son la expresión de su personalidad. Es como si cada libro fuese una pincelada y todas esas pinceladas juntas formasen su retrato. ¿Entiendes?
- Sí."
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- "Tengo que pedirte una cosa.
- ¿Qué?
- Si seguimos juntos en treinta años... Sé que es poco probable, pero imagínate que seguimos juntos en treinta años y que tengo la enfermedad de mi padre. Prométeme que me ayudarás con la eutanasia antes de que sea tarde. Me llevarás a una clínica en Suiza, a la orilla de un lago. No esperaremos a que no pueda formular la petición. Lo haremos al inicio de los primeros síntomas. Prométemelo. ¿Me lo juras?
- Sí, pero prométeme tú lo mismo.
- Te lo prometo".
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"Paseo por enfermedad rara. Degenerativa, degeneración, degradación. Terremoto, tsunami, serpiente que repta insidiosamente. Kafka, 'La metamorfosis'. Hombre prisionero de un estado físico inesperado. Interrogantes, angustia. ¿Qué me pasa? ¿Qué debo hacer? Los médicos, el primer contacto con la medicina. Mi médico de cabecera no conoce mi enfermedad. Me deriva a un especialista en La Salpêtrière. A continuación, la evaluación psicológica. Una sesión difícil. Primera resonancia y oftalmología. Tengo sensaciones visuales extrañas. Veredicto: nada. Segunda resonancia, más exhaustiva. Escintigrafía. Punción lumbar. Segundo veredicto: revelación de una atrofia cortical posterior. Una asociación de varios síntomas: síndrome de Benson. Durante la consulta, el médico hace hincapié en que mi enfermedad no es alzhéimer, pero entra en la categoría de enfermedades neurodegenerativas, neuro-oftalmológicas. Así que soy un enfermo crónico. No sé qué pensar de esta observación. Los efectos son numerosos. El cerebro no controla bien la vista. Pérdida de memoria superior a lo habitual. Objetos que desaparecen de mi vista aunque los tenga delante. Intento acostumbrarme a los cambios que requiere mi nuevo estado. Ya no cojo el metro. Qué irónico. Esta enfermedad me priva de lo más querido para mí: la lectura. Conciencia de perder y de haber perdido muchas cosas. 'Esto no volverá a pasar. Sentirse ante el abismo, sentirse fuera del mundo, alejado de los demás. Mi objetivo es que la escritura me eleve por encima de esta enfermedad y que no consiga destruirme del todo. Sería una pequeña victoria. ¿Hay un destello? No lo veo, pero no puedo descartarlo. Todo puede pasar'. Kierkegaard, 'La enfermedad mortal'. La desesperación: rendirse a ella durante un tiempo para conocerla y escapar de ella. Ese tiempo podría ser eterno".
Sandra, una joven madre que cría sola a su hija, visita a menudo a su padre enfermo: Georg. Mientras ella y su familia se embarcan en un viaje para que sea tratado, Sandra se encuentra con Clément, un amigo con el que perdió el contacto hace mucho tiempo, lo que despertará sentimientos en ella que creía totalmente olvidados.
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