Estamos varados en la orilla esperando una señal de la mar. Un guiño que nos invite a pronunciarnos sobre los grandes acontecimientos musicales de este 2014. En nuestro afán de colaborar con el gran ecosistema musical no podemos descuidar los pequeños oleajes que nos conmueven, aunque algunos de ellos sólo mueven nuestra tabla.
Nick Waterhouse tiene 28 años y nació en California, aunque su sonido y su música nos lleva a mediados de los sesenta donde hubo una gran ola provocada por distintas corrientes: jazz, soul y rhythm blues. Su nuevo disco, “Holly”, suena a Booker T & The Mg’s; a Georgie Fame, a club de jazz con la persiana bajada donde una jam de músicos improvisa un apocalipsis bastardo y los camareros siguen sirviendo whisky hasta que el sol entra por la rendija de una puerta mal cerrada. Nick Waterhouse establece un parentesco y completa a nuestros otros blancos del “renacimiento” soul: James Hunter y Eli Paperboy Reed.
La bandera roja de la orilla avisa del peligro. El único peligro que corremos al escuchar “Brothers and sisters of the eternal son” es de quedarnos atrapados en un tirabuzón infinito. Damien Jurado lanzó su disco a principio de año, al cual nos acercamos curiosos, ante su inminente gira española y su presencia en el ciclo “Bombo y Platillo”. La música de Damien ha crecido enteros desde que Richard Swift está en la producción. A nosotros nos vienen muchos nombres comunes, a cual mejor, para expresar sus logros emocionales, nos vienen alineaciones imposibles como Nick Drake producido por David Axelrod o Dj Shadow alimentando los momentos de freejazz y spacerock de Yo La Tengo. Sospechamos que este “este hijo eterno” no desaparecerá de nuestra selección anual, pues ya han pasado dos meses y ahí sigue creciendo a la sombra, llenando nuestro estómago, picando entre olas. x Simón Zico
Dos de los compositores y cantantes más prometedores de entre los nacidos en 1990 (23 añicos) sacan disco este 2014. El canadiense Mac DeMarco publica su tercer disco en la prestigiosa label Captured Tracks, bajo el título de "Salad days". A Mac le gusta Jonathan Richman, y si algo tiene de él es esa visión tan personal del pop que hacían de Richman una 'rara avis' en su entorno musical. En el caso de DeMarco, otro de sus atractivos es su eclecticismo. Una canción va con acústica, otra con teclados glam, otra con guitarra de sonido vetusto, otra ejerciendo de primo de Beck... no se sabe dónde radica su esencia, pero al final el disco ejerce una especie de extraña atracción que deja un poso más que agradable. Hay que tirar de tópico: este es un disco que gana con las escuchas.
A Dan Croll lo conocía porque su canción "From nowhere" fue una de las destacadas del pasado año. A ese gran single le siguieron otros tres: "Compliment your soul", "In / out" y "Home". Esas cuatro canciones, más la que da título al disco y "Only ghost", son las mejores de "Sweet disarray" su disco largo de entrada en el mercado musical. Podría ser el sobrino nieto de Buddy Holly pero solo por la imagen (aunque no tanto como Nick Waterhouse), musicalmente se podría decir que es más Paul Simon (en "Always like this" claramente así es). Dan Croll gusta de ese sonido tropicalista que entronizaron Vampire Weekend hace un par de temporadas, un sonido combinado con un toque pop personalizado que cristaliza en bonitas baladas y en medios tiempos bien pulidos. DeMarco y Croll, dos valores que deberán confirmar en futuras entregas hasta dónde puede llegar su imaginación y talento musical. x Gabi Lombardo
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