New Order Postales desde el asilo (61)

6/10/15

Bernard Sumner: 59 años. Stephen Morris: 57. Gillian Gilbert: 54.
New Order acaban de publicar "Music complete".


¿Hay que seguir dando opiniones personales de New Order en 2015? ¿Algo de interés que aportar? Falta desde luego no hace una opinión más, pero su posición en la historia de la música es merecedora de análisis, del pasado y del presente.
Hubo unos New Order entre 1981 y 1989 que fueron casi insuperables, semidioses de la música electrónica desde sus comienzos con el bombazo "Blue Monday" hasta el fin de la década con el insuperable "Technique".
Tras estos New Order, hubo unos segundos que solo se encarnaron en el islote "Republic", su álbum de 1993, con "Regret" a la cabeza. Unos New Order a buen nivel, aunque lejos del de los ochenta, cuyos discos fueron -todos- cimas del pop.
Y luego ha habido unos terceros New Order, de 2001 a 2013, donde el grupo sacó tres discos que apenas tenían nada que ver con la excelencia de antaño, con la introducción de protagonismo de guitarras rock, invitados de lujo y desavenencias (principalmente con Peter Hook) que han dejado puntualmente buenas canciones pero una sensación generalizada de que no hay mucho rastro de aquellos New Order de portadas crípticas, sonidos vanguardistas y electrónica romántico-bailable. Fueron los mejores y hoy no sé en qué puesto estarían.
¿Hubiera sido mejor que lo hubieran dejado en 1993? No lo sé, eso es discutible pero inamovible.
El caso es que New Order acaban de publicar "Music complete", el cuarto álbum de su tercera etapa (¿o es el primero de una cuarta encarnación?) y, aunque ha sido recibida por unas cuantas buenas críticas, a mí no me ha gustado.
El single de adelanto y primera canción del grupo, "Restless", está bien y mantiene, digamos, un nivel aceptable en la escala New Order. "Singularity" nos devuelve al grupo en su faceta más electrónica (se nota la mano de Tom Rowlands de Chemical Brothers) y acelerada, pero le falta ese poso melódico que antes arrollaba. "Plastic" reincide en las máquinas como ingrediente prioritario, dejando a un lado las guitarras rock. Suena algún bajo eminentemente hookyano, lo que siempre se agradece, pero esos coros de fondo (¿de verdad son de La Roux?) a los que tan aficionados se han hecho, son horribles. "Tutti Frutti" es un título italiano para una canción que en su comienzo parece un cruce entre Pino D'Angio y Frankie Goes To Hollywood. Curiosa pero intrascendente. "People on the high line" tiene unos pianos que recuerdan en algún momento a Electronic, esa otra banda excelsa que Bernard Sumner se sacó de la manga junto a Johnny Marr. Pero nada, mucho sonido reluciente de sintetizador, mucha intención bailable  y poca melodía memorable. "Stray dog" es una boutade en colaboración con Iggy Pop que se podían haber ahorrado ambos. "Academic" arranca como lo mejor del disco hasta el momento, al estilo "Run" y otras delicias de "Technique", pero luego se diluye como un azucarillo, aunque casi se agradece que paren de sonar un poco las máquinas. "Nothing but a fool" tiene un armazón clásico New Order, buena melodía, sintetizador y bajo marcas de la casa y la voz de Sumner bien conjuntada con el resto de elementos. Seguramente no será de lo mejor de su discografía, pero sí será de lo mejor de este disco, seguro (y eso que dura casi ocho minutazos). En  "Unlearn this hatred" vuelve a aparecer Tom Rowlands, esta vez con más acierto. La penúltima es "The game" y ya no esperamos un hit de altura -menos con unos solos de guitarra tan ful-, algo que aún menos se puede esperar de la última, "Superheated", donde aparece otro famosete, Brandon Flowers de The Killers. No sé quién lleva a su terreno a quién, pero el resultado solo es apañado, por decir algo (cuando entra Flowers parece que estemos escuchando una canción de A-ha).

En definitiva, el resumen que se puede hacer es que New Order han vuelto a la senda de la electrónica, pero muy lejos, lejísimos ya, de lo que fueron. Sumner y compañía tuvieron mucho talento, y ahora tienen muchas tablas y mucha experiencia en los estudios de grabación, y eso les hace mantener un nivel medio bastante digno... pero desde luego no para un disco de 72 minutos al que los auténticos fans de New Order no creo que acudamos mucho teniendo las joyas que tenemos del grupo de Manchester en la retina, el oído, el corazón y la memoria. x Fernando SoYoung

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