31/3/09
"Young San Francisco"
Conocíamos a Glen por ser el intérprete que popularizó “By The Time I Get To Phoenix” -aunque nos quedásemos con la versión de Isaac Hayes-. Hace poco vimos que se colaba una versión de Travis, “Sing”, en las listas inglesas. La ortodoxa cover estaba interpretada por Glen.
Su último disco le intenta acercar de forma muy amable al gran público de nuevo. Como gancho recurre a las versiones, método poco original pero del que reconocemos ser adictos. Antes ya lo hicieron compañeros generacionales, como el ya mencionado Johnny Cash, en sus American Recordings.
Christer Andre Jensen supo reconstruir en "Metro" un retro pop futurista que envuelve y marea con toneladas de sonidos farfisas y vocoderes, sintetizadores analógicos a granel pero utilizados con fino talento: canciones como "Bright Light", "Cargo", "Phasing Out" o "Thermoluminescent" teletransportan a la edad espacial en blanco y negro y la convierten en un edén multicolor, deslumbrante y sumamente entretenido. Pero no hay que dejarse engañar por el traje vetusto que engalana este disco, aquí hay grandes composiciones que contienen unas melodías inspiradísimas, de esas que alegran lunes y extinguen lluvias. Recomendado el vuelo chárter al micromundo Micromars. x Gabi Lombardo
1. Piedra, papel o tijera.
Y un álbum que a la gente le interese conservar...
Nombre: Mando Diao
Mando Diao: "Give Me Fire" (2009)"Dance With Somebody"
En la plaza San Felipe hacen botellón, y el decano de sus participantes podría venderse como Petit Suisse en el Mercadona. Eso sí, el espejo te sigue engañando, cada mañana. Estás igual que ayer, y eso quiere decir que estás igual que anteayer, y que el año pasado. Los códigos de tus amigos han cambiado. Lo más importante para ellos no lo es para ti. Ni de lejos. Aunque tampoco sabes qué es realmente importante para ti. Ni te importa. Eso no ha cambiado, por suerte. Es la hora a la que ahora te levantas los domingos. Es decir, a la que antes de acostabas. Antes, cuando nada te iba a cambiar. Ahora, al señor del perro le dices buenos días, y el chaval que vuelve a casa tambaleándose con los ojos rojos con sensación de hundimiento por no haberse enrollado con Vanessa ahora te parece un zombie de otro planeta. Aunque no encuentre el camino a casa, él está menos extraviado que tú, que te perdiste en algún lugar entre Correcaminos y los estúpidos mails que recuerdan los hitos culturales de los 80 en los que se está convirtiendo este párrafo, esos autocomplacientes y con cierto tonillo de superioridad moral, como si esa década de mierda fuera mejor que las posteriores, cuando es bien sabido que cualquier tiempo pasado no es mejor sino que está manipulado a favor por la tramposa memoria. Mejor bajo a por el periódico y a por algún croissant (me niego a llamarlo cruasán, por supuesto), pero hoy no le diré buenos días al señor del perro. Con que la chica del kiosko me haya llamado "Señor" -normal, dada la pinta que tengo con el pantalón de chándal- ya tengo bastante. x A. Hurtado
El pasado año despedimos a Isaac Hayes, y hace dos a James Brown. Los últimos años ambos habían pasado recordados en vida como caricaturas de lo que fueron en la década de los setenta. Pero todavía nos quedan glorias del soul con vida. El reverendo Al Green es un ejemplo que sobrevive con dignidad. En 2003 firmó su vuelta a los escenarios con un disco para el sello Blue Note, “I can´t stop”, y aunque su actividad discográfica nunca se detuvo más de seis años, su llama se fue apagando y su repercusión mediática desvaneciendo. Tuvo algún éxito esporádico incluyendo alguna canción en bandas sonoras.
Divina intervención tuvo que ser el que Mark Tranmer (también en el grupo Gnac) y Roger Quigley (compartiendo este proyecto con otro que llevaba su apellido) se encontraran y se unieran para crear música en comandita. Porque este “Seventeen Stars”, su primer trabajo para Vespertine, es delicado pop de naufragios emocionales, de paisajes de íntima desolación, de corazones desgastados por el tiempo y los despechos; todo ello musicado de manera impecable y elegante. Ante la escucha de momentos como “Even If My Mind Can’t Tell You”, “Between Two Points” o “Une Chanson Du Crepuscule” uno sólo puede soñar rendido ante su preciosismo de cristal y ante todo un esplendoroso pop de introspección repleto de embriagadoras lágrimas acústicas. Un disco fuera de lo común y una constatación patente de que lo melancólico, vía Montgolfier Brothers, es enormemente bello. x Laminé Román
Nombre: Yeah Yeah Yeahs
Yeah Yeah Yeahs: "It's Blitz!" (2009)"Zero"
Buscamos en nuestro cuestionario unas respuestas casi automáticas, a bote pronto, sin meditación. Nuestra introducción debe ser igual de sincera. Cuando nombramos la música de Corcobado, no recordamos la primera época junto a Mar Otra Vez o Demonios Tus Ojos, su época de vinilo. Recordamos canciones para otras bandas como “Paquito” de Enemigos, discos a medias con Manta Ray, sus “Boleros enfermos de amor” junto a Cría Cuervos, sus versiones de “Parole” y de “Poupée de cire, poupée de son”. Somos seguidores de su etapa digital. Seguimos sus pasos de cerca desde su “Arco iris de lágrimas” junto a Chatarreros de Sangre y Cielo, y nos encontramos en disposición de decir a sordas y a lo loco, sin escuchar ni un sólo acorde ni susurro de “A nadie”: que el disco ya merece la pena. Las vísceras no necesitan argumentos. x Simón Zico
La historia (real) de Christopher McCandless es una historia de ruptura, de inquietudes, de interrogantes, de soledad, de búsqueda. Y Sean Penn adapta al cine el libro de John Krakauer de una forma que impacta. Es un impacto que puede generar opiniones muy enfrentadas, pero realmente puede llegar a cautivar. "Into The Wild" ("Hacia rutas salvajes") nos relata la decepción que supone para el protagonista conocer las ruindades de sus padres y de lo que la sociedad espera de él, y decide romper con todo. Sin avisar a nadie desaparece, dona todo su dinero y se pone en marcha por varios lugares de Estados Unidos rumbo a Alaska. Por el camino encuentra personas con las que seguramente merece la pena establecer un vínculo más profundo que el que puede brindar un puñado de días de convivencia. Pero él busca un encuentro definitivo consigo mismo y con la naturaleza en estado puro.
"Into The Wild" es una de esas películas con las que conviene tener un cuaderno para anotar unas cuantas de esas frases que se denominan lapidarias. Con miga, vamos. La
fotografía paisajística es de una espectacularidad acongojante, y el mejor Eddie Vedder que uno recuerda alimenta las imágenes con una música que va mucho más allá de la simple superposición al plano visual. Un film muy americano, pero esta vez en el buen sentido de la acepción. ¿Alguna vez has fantaseado con romper con todo y empezar de nuevo en un lugar diferente con una vida que no tuviera nada que ver con la anterior, empezando de cero?. Aunque el mismo protagonista, en situación extrema, reconozca que la felicidad es un estado que adquiere realidad cuando se comparte, la soledad en ocasiones puede ser un estado de máxima realización personal. Una película para pensar en la aventura en que podría convertirse la vida a diario, en la indescriptible sensación de adentrarse en lo desconocido, en definitiva, una evasión para bucear en todo eso que nunca experimentaremos en la linealidad de nuestras aburridas vidas. x Crackity Jones
"Into the Wild": Año: 2007; Duración: 140 min.; Director: Sean Penn; Guión: Sean Penn (Libro: Jon Krakauer); Música: Michael Brook, Eddie Vedder, Kaki King (Canciones: Eddie Vedder); Fotografía: Eric Gautier; Reparto: Emile Hirsch, Marcia Gay Harden, William Hurt, Jena Malone, Brian Dierker, Vince Vaughn, Kristen Stewart, Catherine Keener, Hal Holbrook, Thure Lindhardt, Signe Egholm Olsen, Zach Galifianakis, Haley Ramm.
Existen relaciones que no se deterioran con el tiempo, que inesperadamente se congelan. Ambas personas toman caminos paralelos, y las agendas les impiden quedar a echar un café. No existen reproches, ni rencores que hagan imposible esa reunión que ambos saben que ocurrirá. La relación está congelada, pero los ingredientes y los lugares comunes que la hicieron posible siguen intactos.
Brian ya lo había hecho en Roxy Music, que se le quedaron pequeños. En sus discos en solitario comenzó a forjar la leyenda que le ha costado el apodo de “padre del ambient”, y ha cosechado los elogios y reconocimiento de los grandes de la electrónica actual como uno de los pilares de su sonido. Como productor tuvo la culpa, en gran parte, del sonido de los Talking Heads, la banda de David Byrne en la década de los 70 y 80. Y fue el que depiló el entrecejo a U2 ampliando sus horizontes sonoros en “The Joshua Tree”. David ha hecho de todo desde que se separaron los Heads. Montó su sello Luaka Bop y exploró el mundo, cantando con artistas de todas las latitudes.