"Los de Bilbao nacen donde quieren" (María Larrea) Subrayadas (175)

3/7/24

Josefa, su madre, venía un domingo al mes. Le llevaba sándwiches de pan de molde y mortadela, melocotones verdes y vino tinto. Josefa ahora bebía y necesitaba emborracharse cuando comía sentada en la hierba con su hijo, junto a las demás familias. A menudo no tenían nada que decirse. Josefa se sentía incomodada por esos ojos de perro apaleado que daban lástima. Esto no es un hombre, pensaba. Como nunca había sentido el famoso instinto materno, pensaba que seguramente no existiría, que serían teorías de los médicos para que las madres no tiraran a sus hijos por el desagüe. Durante mucho tiempo Julián esperó algo de su madre, pero nunca llegó a saber qué.

Toda la ciudad se echaba a la calle, los pobres huerfanitos desgraciados se mezclaban con las masas de fieles. Todos hermanos en la puesta en escena del sufrimiento. Julián había crecido con montones de misas, oraciones, confesiones y vigilias, pero siempre había sentido dudas. Solo los beatos y los imbéciles podían creer en estas aberraciones.

A diferencia de las plantas y las frutas, los seres humanos nos pudrimos de forma invisible. Cáncer, tumores, infartos, ictus, todo se muere en el interior porque el hombre es deshonesto.

Txoria txori
Hegoak ebaki banizkio
Neuria izango zen
Ez zuen aldegingo.
Bainan honela
Ez zen gehiago txoria izango.
Eta nik,
Txoria nuen maite.

Si le hubiera cortado las alas
hubiera sido mío.
Nunca se habría marchado.
Pero así,
no hubiera sido un pájaro.
Y a mí
me gustaba el pájaro.
Txoria txori es un poema escrito por Joxean Artze. Este poema fue un acto de resistencia contra la prohibición hecha por el régimen franquista de usar el euskera, estaba impreso en las servilletas de un restaurante en San Sebastián alrededor de 1968. Mikel Laboa le puso música. Joan Baez interpretó el poema en un concierto en las arenas de Bilbao, Vista Alegre, en diciembre de 1988.

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